© de la imagen La meva maleta

martes, 27 de agosto de 2013

De repaso...



Me ha parecido, como siempre, que he desaprovechado el tiempo, que podría haber hecho más. Y el verano se está acabando. A la vuelta de la esquina, a pesar de que me quedan algunos días de vacaciones, están los horarios estrictos y las prisas, las carreras hacia las clases de piano y la olla de caldo paciente en la cocina.

Buscaba una foto de este verano y me he visto en ellas disfrutando de todo lo que he hecho, y he comprendido que es mucho. "La vida es lo que pasa mientras uno espera que llegue algo interesante", me he estado repitiendo con convicción.

Lo verdaderamente importante se ha gestado en las horas muertas de tele y cromos de fútbol, en las tertulias de piscina y en los kilómetros hasta la playa, en la dedicación que todos hemos tenido hacia todos, vosotros aguardando con paciencia a que volviésemos del trabajo y nosotros haciendo la vista gorda cuando todo quedaba patas arriba después de un juego estupendo. 

Conjuro al Dueño de los Tiempos para que nos permita seguir disfrutando al máximo de las dos semanas que nos quedan para estar juntos y estirar hasta el límite la alegría del verano y de vuestra infancia.
 

jueves, 22 de agosto de 2013

Arquitectura efímera


Me has pedido que fotografíe tu construcción para poder tener un recuerdo de ella antes de desmontarla para tener tu habitación ordenada. En realidad, forma parte de tu proceso de aceptación ante las adversidades, de tu asertividad.
No deja de ser un pragmatismo radical: ya que no voy a poder evitar lo que no quiero, busco la forma de adaptarme a ello. 
No siempre somos los padres quienes enseñamos a los hijos, tengo mucho que aprender de ti. Así que atrapo en mis retinas los últimos coleteos de tu infancia, para que me consuelen cuando ésta se desvanezca. Quedas pues, niño, en mi recuerdo por siempre, en forma de arquitecto de estación de tren de madera.


miércoles, 21 de agosto de 2013

Espectadora

Nada más deseable cuando una se entrega durante más de dos horas (137minutos) a una película que sentir emoción al verla.



Ayer vi Criadas y señoras. Debo confesar que la escogí porque me sentí atraída por el ambiente de los 60, con sus fantásticos vestidos, los peinados divinos, el ambiente del Mississipi espléndido que destilaba.

Pero esta película es mucho más una estética cuidada. A pesar de algunos errores y de ciertas carencias que le impiden ser una grandísima película, es muy interesante. Una joven universitaria trata de escribir un libro acerca del punto de vista de las criadas de raza negra, descendientes de aquellos pobres esclavos que tanto sufrieron en América. Este planteamiento, de por sí, supone quebrantar muchas leyes de su Estado, así que de forma clandestina y con grandes dificultades para conseguir que las criadas quisieran hablar, se reúne con dos de ellas para trazar una historia que destripa algunas de las mezquindades de las señoras del entorno al que ella pertenece.

Me cautivó la fragilidad de alguno de los personajes y la fortaleza de otros. El vacío que el ser humano es capaz de alcanzar y la grandeza con que otros seres humanos llenan ese vacío.

Una buena historia, sin duda. Me emocionó, me arañó el corazón, me parecieron interesantísimos todos los personajes secundarios, más incluso que los principales, y la gran interpretación de todas esas mujeres me reconcilió con el cine de siempre.

lunes, 19 de agosto de 2013

El tiempo, el vuelo y yo.


Llevas toda la vida oyendo decir a los mayores de tu mundo que el tiempo pasará aún más deprisa de lo que te está pasando ahora. Es como una amenaza siciliana: "Uff, ya verás ya". Para hacerse pipí encima, oiga.

Llegas al verano asfixiada de calor, pero no guardas siquiera las prendas de manga larga, proque sabes que a partir del 15 de agosto las noches son más frescas y oscurece mucho antes. Y el curso, por caer, y de allí a la Navidad, nada, que ni te das cuenta. De hecho, me reía yo el año pasado, en esas fiestas cuando alguien dijo: "Dentro de nada volverá a ser verano" y un cenizo, por lo bajinis añadió: "... y dentro de nada volverá a ser Navidad". No jorobes, hombre, pensé, un año tampoco pasa tan deprisa. ¿No? ¡Ja!

Nada, que me pilla el toro este verano. Recién empecé a guardar los libros del curso pasado y ya me toca correr a pensar en el próximo. Mi bebé terminará la Primaria este curso y mi segundo bebé ya se sabe la del 9. Yo cumplo... mmm... ellos saben que tienen que decir 30, mamá tiene 29 años y cumple 30. Y este blog, con ésta, cumple 700 entradas, y está a punto de recibir su comentario número 10.000. Quién me lo iba a decir. Gracias por acompañarme durante este vuelo.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Adiós, Reina.


La enfermedad maldita dejó tu cajón de imprenta inacabado. Y aún así, mira cuánta belleza atesora en cada una de las ventanitas que sí terminaste. Trabajabas con delicadeza, a pesar de encontrarte mal muchas veces. Eres Diamante, lo sigues siendo, porque no creo que por que tu cuerpo haya perdido la guerra contra el cáncer tu alma haya dejado de existir.
Espero que te reencuentres en el cielo con esa abuela cosedora y juntas terminéis el proyecto de esa vida tuya segada de forma tan prematura.
Adiós, querida Montse.

martes, 13 de agosto de 2013

El verano raro

Nada está resultando ser como yo esperaba. No es ni siquiera peor, es diferente.

En realidad, tampoco está tan mal, cuando miro hacia atrás y veo lo que he hecho, y mi casa se llena de personas y de labores, de gatitos y de nuevos rincones. Lo que me extraña es esa sensación tan rara, ese sabor de boca de haber probado algo nuevo.

Y esa nueva adicción...


Inútil lamentarse, resistirse o protestar. 


Y si viene negra tempestad
reír, y remar, y cantar.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Porque era justo


Te fastidias. Sí, lo montaron todo a tus espaldas. Sabían exactamente las personas que querríamos darte ese homenaje (sí, sí, no pudieron estar todos los que son, pero los que estuvimos lo hicimos entregados a tu persona), el regalo que te gustaría más, el vestido que llevaría tu hija y cómo sustraerlo de tu armario con premeditación, alevosía y agravante de vacaciones.Y todo eso, sin que tú supieras nada, toma ya. Primera lección: no es necesario tenerlo todo controlado, relájate.

Era justo que todos los que nos sentimos amparados por tu generosidad, tu dulzura, tu energía (de sargento chusquero, sí), tu forma categórica de convertirte en hermana mayor de todos nosotros, incluyendo a tus padres, tratásemos de hacerte infinitamente feliz. Así te queremos siempre, en el centro de nuestra vida. Segunda lección: deja que te queramos, relájate.

Cómo nos rompimos todos cuando la pequeña se emocionó contigo, por ti. Esa prolongación de tu cuerpo que te trae de cabeza... El sentimiento de esa criatura es el reflejo de la estricta verdad de tu trabajo y esfuerzo. Tercera lección: lo estás haciendo bien, muy bien, con ella. Suelta un par de metros esa cuerda, relájate.

Y tu madre... sabes, porque lo sabes ya, cómo duelen en la propia piel las heridas de los hijos, y ella mejor que nadie ha sentido el palpitar de tu dolor, así que necesitaba por ti y por ella misma, hacer lo que hizo: remover Roma con Santiago para que todo saliera perfecto. Lo vi en cada una de las fotos escogidas para el resumen de tu vida que nos puso la piel de gallina a todos. Ver bailar a tu padre grabado en vídeo me hizo entender por qué eres así.  Dios mío, ese padrazo como una catedral atrapando partículas de sus hijos en una foto cada segundo, para no perderse nada, ellos saben ya cómo pasa de deprisa la vida. Pasa muy deprisa, demasiado. Cuarta lección: el tiempo pasa y no vuelve, no parpadees, pero relájate.

Y la niña atrapada en cuerpo de adulta que es tu hermana, flor de cristal valiente.



Ella le hubiera dado la vuelta al mundo como si de un calcetín se tratara sólo por verte como te vimos ayer. Su ilusión tenía brillo de purpurina, su tarta hecha con delicadeza y buen gusto, a cuatro manos con la mujer de tu hermano. Ese secreto guardado con tanta prudencia por tu sobrina, tan pequeña... Quinta lección: ellos sí saben qué es lo que necesitas, relájate.

No pude conocer bien a todos tus amigos, pero supongo que sus sentimientos se parecían mucho a los míos. Qué bien supiste repartirte un poquito entre todos, qué ilusión me hizo que ella viniera desde Barcelona para ser un regalo más para ti. Espero que tuviéseis tiempo suficiente para poneros al día. Tras su fachada valiente intuyo un corazón frágil, pero esa ya es otra historia. Esta lección ya te la sabes, los amigos son lo segundo más importante del mundo, después de la familia. Tienes muchos y buenos amigos, relájate.

Hoy cumples cuarenta años y un día. Terminó tu condena de estar sufriendo y preocupándote siempre por todos. Puedes relajarte. En serio. Yo velaré por ti, lo haremos todos, porque te queremos mucho.


lunes, 5 de agosto de 2013

Por fuera... y tras la fachada.



Estoy acostumbrada a mirar debajo. Lo hago de forma inconsciente, sin más intención que saciar esa curiosidad que me produce el ser humano en todas sus dimensiones. En las circunstancias que rodearon esa comida nuestra, con tantos niños gritando y con esos pobres cuatro maridos sufridores, fue más difícil, pero lo hice igual.

Supongo que mi chicaespejo se dio cuenta, ella es también analítica y está acostumbrada a hacer radiografías del alma tanto com yo. En fin, bastante tenía ella con explicar ante los ojos de las que llevaba tantísimos años sin ver, una historia suavizada de esa vida que ha dejado tantas huellas en su piel, y que la convierte en el ser precioso que es.

A ratos se palpaba el "¿Y ahora de qué hablamos?" entre las más tímidas. A ella, la más reservada, la vi demasiado delgada, tanto que me preocupó, aunque no se lo dije. Su criatura de mofletes mordibles y mirada curiosa me cautivó por su autonomía, por esa belleza de los bebés que todavía lo son. No pude, no supe rascar en las fisuras de esa coraza, ha pasado demasiado tiempo para recuperar la confianza que pudimos haber tenido en el pasado. Y lo cierto es que nunca fui buena en lo que a relaciones sociales se refiere, a mí se me dan mejor las distancias cortas y la paciencia. Me manejo mal en grupos, así que esa adolescencia que compartí con vosotras fue... bastante convulsa (como todas, claro).

De hecho, no fue en aquel tiempo cuando conocí mejor a la más sonriente y sorprendida del grupo. Fueron los tiempos de compartir universidad y luego los encuentros que nos han ido poniendo al día de lo que somos cada una. Yo no sé si tú me ves cambiada a mí, después de tantos años, pero tú sigues siendo tú. Todas te reconocimos tal cual eres, así que nos resultó fácil ubicarnos contigo.

En cambio, con la que terminó encontrando el local me costó mucho más, porque la conocí menos en aquel entrañable BUP que compartimos. La recuerdo inteligente y dulce, y así volví a percibirla, y no entiendo por qué, de forma involuntaria, levanté un muro invisible ante ella para resguardarme tras él. Supongo que si pudiésemos haber hablado desde más cerca, quiero decir, desde ese lugar íntimo en el que yo me siento más cómoda...

Pero aún así no reniego de nuestro encuentro en grupo. Lo cierto es que ellas, las gemelas revoltosas que tuvieron la deferencia de venir desde Madrid para reunir a nuestro grupo de cuarentonas, lo hicieron todo fácil. Ellas siguen siendo como siempre, casi. Casi, casi, la niña azul, sigue siendo observadora y perspicaz, sigue siendo la que tiene los pies en el suelo, la que es el norte de la de rojo. No, a ti no te he reconocido, porque no te había visto nunca sufrir y ahora se intuyen cientos de lágrimas encerradas en la trastienda de tus ojos cristalinos. No quise que me contaras nada ante tanta gente, pero lamento profundamente no tenerte más cerca para arrancarte cada una de tus espinas y besar tus heridas frente a un café dulce y largo.

A sus "ellos" no pude conocerles apenas, y a sus hijos, poco. Los niños suelen ser la manifestación clínica, el síntoma, de lo que nos sucede a los padres. Me quedé con ganas de sentarme también un poquito en la mesa de los chavales, que, siendo niños y revoltosos, aguantaron más que bien.

No deberían pasar tantos años sin vernos, pero pasará demasiado tiempo, por más que digamos que tenemos que repetir. Porque nos da pánico a todas que salga de nuestro interior la niña insegura que se esconde tras el maquillaje y nuestro aspecto de madurita bien conservada. ¿Lo veis? con lo mal que se me da hablar cuando os tengo a todas delante, y lo mucho que me fijé en todas vosotras. Gracias por haber hecho el esfuerzo, gracias por haber tenido la idea, gracias por haber reservado el local perfecto, gracias por la magnífica sobremesa, gracias, gracias.

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